jueves, 29 de octubre de 2009

Plantas Carnívoras ¿Mito o Realidad?



Las plantas, como todos los organismos, necesitan alimentarse para poder vivir. Todas las plantas fabrican su alimento a partir de la luz del sol, el dióxido de carbono del aire, el agua y los minerales del suelo, en un proceso que se llama fotosíntesis (seguro, segurísimo ya lo aprendiste en el colegio).

Sin embargo, las plantas carnívoras, además de obtener su alimento a través de la fotosíntesis como todas las demás se les da por "devorar" animales. Así, complementan su dieta, que generalmente tiene pocos minerales como el nitrógeno, fósforo y calcio, sacando esos minerales de sus víctimas. Gracias a esta estrategia tan particular, pueden vivir en lugares donde pocas plantas podrían hacerlo. Una planta carnívora, al igual que una normal, no puede vivir en la oscuridad o sin dióxido de carbono, porque gracias a la luz y a la función clorofílica es como produce la glucosa que necesita.

¿Qué es una planta carnívora?
Para que una planta sea considerada carnívora debe cumplir tres requisitos: atraer, atrapar y digerir a la presa.
Existen algunas plantas que hacen algunas de estas cosas, pero no las tres, y por lo tanto no son carnívoras, como por ejemplo aquellas plantas que tiene flores muy vistosas o con olores muy agradables para atraer insectos o pájaros, u otras que capturan a sus presas pero no pueden digerirlas.
¿Llamarlas "carnívoras" es lo mismo que "insectívoras"?
Como por lo general estas plantas comen insectos, durante mucho tiempo se las llamó "insectívoras". Hoy ya se sabe que además de insectos comen otro tipo de animales, por lo tanto es más adecuado llamarlas "carnívoras" (¡no te preocupes, las plantas carnívoras comiendo seres humanos sólo son cosas de las películas de terror!).
Pero ¿cómo cazan a sus presas, si no se pueden mover?
Adivinaste. Mediante trampas. Las plantas carnívoras tienen trampas, que son modificaciones de sus hojas, especializadas como herramientas apropiadas para cazar. Cuando una presa se apoya sobre ellas, ¡zácate! ¿Y cómo funcionan esas hojas- trampas? Existen principalmente cuatro métodos de captura que son utilizados por las plantas carnívoras:

Fosa: Generalmente las plantas de Jarra, capturan la presa teniendo hojas que se modifican a la forma de contenedores parcialmente llenos de agua y de fluidos digestivos, los cuales siempre poseen células nectáreas que incitan a los insectos a acercarse, la superficie de estas estructuras es lisa y resbalosa, lo que provoca que caigan en ella los animales, donde se pueden artrastrar pero no pueden escapar, y por ultimo la planta extrae el nitrógeno de sus cuerpos que van descomponiéndose, este tipo de vegetales no tienen ninguna piezas móvil.


Papel matamoscas: Las Dróseras son las plantas insectívoras más comunes. Las hojas forman pequeñas rosetas pegadas al suelo en zonas pantanosas; el haz del limbo foliar está recubierto de pelos verdes o rojizos terminados en una glándula prominente que excreta un fluido pegajoso transparente similar a una gota de rocío. Si un insecto se posa en la hoja o la toca levemente, queda sujeto por los pelos pegajosos, que se curvan hacia adentro y comprimen a la víctima junto a la superficie foliar, donde es digerida.


Vejigas: Se presenta en Utricularias, Estas vejigas que se encuentran bajo agua tienen hasta 5 mm de diámetro y están provistas de una abertura protegida por cerdas. Cuando un animal pequeño, como un insecto acuático o un pez diminuto, toca las cerdas, la vejiga se dilata súbitamente, absorbe al animal y lo atrapa. La digestión de estas presas proporciona nutrientes que las plantas absorben normalmente por las raíces.

Bisagra: La parte externa de la hoja de las plantas pertenecientes al género Dionaea se modifican y se transforma en un cepo; está dividido en dos lóbulos provistos en los márgenes de espinas largas y agudas, en el interior posee células que segregan enzimas digestivas y entre estas dos zonas se encuentran células productoras de néctar. En el centro del limbo foliar hay unos pelos disparadores que activan el cepo; cuando un insecto u otro animal pequeño, atraído por el líquido dulce que exuda la planta, se posa en esta parte de la hoja, toca los pelos disparadores. Como respuesta, el limbo foliar se cierra en torno a la presa y las espinas de los bordes impiden que escape. Una vez digeridos los tejidos blandos por las glándulas de la hoja, ésta se abre y tiende de nuevo su trampa.


¿Y cómo se mueven, si no tienen músculos?
En realidad todas las plantas se mueven, pero como son movimientos muy lentos por lo general no los podemos percibir. En cambio, las plantas carnívoras tienen movimientos muy rápidos como resultado de dos tipos de mecanismos:

  • Cuando una presa se acerca, la presión del agua de las paredes internas y externas de las células de la trampa cambia, y esa diferencia hace que la trampa se cierre.

  • El segundo tipo de movimiento es provocado por el crecimiento de de las células de un lado de la hoja-trampa y el encogimiento de las del lado contrario, lo que hace que la estructura se curve.

Son muchas las películas y novelas de ciencia ficción que describen las plantas carnívoras como vegetales monstruosos capaces de devorar a personas. Lejos de ser experimentos genéticos o seres de leyenda escondidos en selvas ecuatoriales, son especies que poco a poco se están introduciendo en los jardines y los hogares, no sólo por su belleza, sino, sobre todo, por la curiosidad que suscitan en los amantes de las plantas. Además, tienen gran interés científico.

A lo largo de millones de años, las plantas carnívoras fueron transformando sus hojas en ingeniosas trampas y así pudieron adaptarse a diversos medios que les eran adversos. En la actualidad, la contaminación y la desecación de zonas húmedas amenazan con la extinción a muchas especies. Por suerte otras variedades, cultivadas en invernaderos, se han hecho populares. Así otras generaciones podrán seguir admirando a esas criaturas vegetales que, mediante un alarde de ingeniería genética, cambiaron sus hábitos alimentarios para sobrevivir.

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Por qué se producen las Cuatro Estaciones

Ya viene el verano. Están aumentando las temperaturas en el hemisferio sur, y disminuyendo las precipitaciones en el sur de nuestro país. Dentro de poco comenzarán las vacaciones.
El verano es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas. Astronómicamente, comienza con el solsticio de verano (alrededor del 21 de diciembre en el hemisferio sur y el 21 de junio en el hemisferio norte), y termina con el equinoccio de otoño (alrededor del 21 de marzo en el hemisferio sur y el 21 de septiembre en el hemisferio norte). Sin embargo, a veces es considerado como los meses enteros de diciembre, enero y febrero en el hemisferio sur, y junio, julio y agosto en el hemisferio norte.
La palabra verano deriva del latín "veranum tempus", que quiere decir "buen tiempo" o "tiempo de florecimiento".
¿Pero por qué se produce el aumento de las temperaturas y de las horas de luz? En otras palabras, ¿cuáles son las causas que generan el verano?...
El solsticio de verano
Al igual que las otras estaciones, la del verano tiene su origen en la astronomía y la geografía, específicamente en la combinación entre el movimiento de traslación con la esfericidad de la Tierra.
El movimiento de traslación es un movimiento primario, es decir, perceptible por el hombre. En éste la Tierra se desplaza sobre su órbita alrededor del Sol. La vuelta completa al Sol se logra en un año o 365 días y 6 horas.
A lo largo de este desplazamiento se producen las cuatro estaciones del año, teniendo cada una fecha exacta de comienzo, señalado por un fenómeno astronómico, como son los solsticios y equinoccios. Los veranos e inviernos empiezan al producirse los solsticios y las primaveras y los otoños comienzan al producirse los equinoccios.
Esta es la explicación...
Los rayos solares no llegan a la superficie terrestre con el mismo ángulo, como consecuencia de la inclinación del eje terrestre y la traslación. Al caer en forma vertical, la incidencia es mayor, produciéndose más calor. Por el contrario, si caen oblicuos o inclinados, la incidencia es menor y generan menos calor. Al caer los rayos verticalmente en los paralelos 23º27' de latitud sur o norte, coincidiendo con los trópicos de Capricornio y de Cáncer, respectivamente, se produce el fenómeno astronómico del solsticio. Si caen verticalmente en el Ecuador, se produce el equinoccio.
Consecuencia directa de los solsticios y equinoccios son las estaciones del año. Al producirse el solsticio en un hemisferio, ahí se dará comienzo el verano y en el hemisferio opuesto al invierno. Lo mismo ocurre cuando sucede el equinoccio, ya que al generarse este fenómeno astronómico, en un hemisferio está comenzando la primavera y en el otro el otoño.
Los solsticios son los momentos del año en los que la posición del Sol sobre la esfera celeste alcanza sus posiciones más boreales o australes.
El eje de la Tierra se encuentra inclinado 23,5º, por lo que los rayos solares caen verticalmente sobre el trópico de Cáncer (verano en el hemisferio norte) o de Capricornio (verano en el hemisferio sur).
En las dos posiciones de solsticio, la declinación del sol se mantiene durante varios días casi sin moverse, es decir, con una variación tan mínima que esos días parece repetir idéntica trayectoria. De ahí el nombre de "solsticio", que significa en latín "Sol quieto".
En nuestro hemisferio el solsticio de verano se produce cada año alrededor del 21 de diciembre. En el solsticio de verano se tiene el día más largo y la noche más corta del año... ¿pero qué pasa exactamente cuando ocurre el solsticio de verano?... toma nota:
- En las latitudes bajas, (0º a los 23º27' latitud sur) cercanas al Ecuador, el día y la noche tienen la misma duración. La temperatura no varía en gran magnitud, debido a que los rayos inciden casi verticalmente durante todo el año.
- En latitudes medias (23º27' latitud sur a los 66º23' latitud sur), al ocurrir el solsticio de verano se produce el día de mayor duración y la noche de menor duración.
- En latitudes altas (66º33' latitud sur a los 90° latitud sur) o zonas polares, los solsticios de verano dan paso a días en que no se pone el Sol. Durante todo el verano las temperaturas son bajas, debido a que la inclinación de los rayos solares es muy oblicua.
¿Por qué se producen las estaciones del año?
Las estaciones se producen por la forma en que nuestro planeta gira alrededor del Sol. Y es que aunque no lo notes, la Tierra se mueve constantemente. Existen distintos tipos de movimientos:

Rotación: es el movimiento que hace la Tierra en un día, o sea cada 24 horas, dando una vuelta completa sobre sí misma, produciendo así el día y la noche.


Traslación: es el movimiento que hace la Tierra alrededor del Sol, a lo largo de un año. Como consecuencia de esto (junto con la inclinación del eje de 23º 5´) se producen las estaciones del año: otoño, invierno, primavera y verano.

Precesión: también se lo llama precesión de los equinoccios, es debido a que la Tierra no es esférica, sino un elipsoide achatado por los polos.

Nutación: se debe al achatamiento de los polos y a la atracción de la Luna sobre el eje ecuatorial. También es un movimiento de vaivén y se produce durante el movimiento de precesión, como si fuese una pequeña vibración.

Nuestro planeta está inclinado sobre su eje y durante el recorrido alrededor del sol sus diferentes zonas reciben una diversa intensidad de la luz solar: más fuerte cuando está más cerca del sol y más débil cuando está más lejos.
En todo caso, los rayos del sol no llegan parejos a todo el planeta. Las partes con más llegada de los rayos del Sol son las regiones cercanas a la línea del Ecuador. Las zonas con menos llegada de los rayos solares, son los Círculos Polares, en los extremos norte y sur de la Tierra.
Y es la inclinación del planeta la responsable de que las estaciones que se presentan en un hemisferio y el otro sean completamente opuestas.

sábado, 24 de octubre de 2009

Tenemos mucho interés en conservar esta especie

Es indefensa, algo débil y durante los primeros años de su vida necesita la protección de sus mayores. Se llama Homo sapiens. Más conocida como Hombre. Es quizás, la más maravillosa de las especies que habitan nuestro planeta. Y también la más contradictoria. Crece, se alimenta, se viste y cura sus enfermedades gracias a miles de especies vegetales y animales que la naturaleza le brinda y que, con el tiempo, aprendió a aprovechar. Pero actúa muchas veces como si pudiera ignorar la importancia que ello tiene en su vida de todos los días: tala bosques indiscriminadamente, contamina ríos y mares, destruye suelos productivos, arrasa áreas naturales, provoca la extinción de plantas y animales. Ni siquiera la tecnología moderna le dio el poder para aislarse de su medio ambiente o de los otros seres vivos. Sencillamente, porque el mundo es un todo interdependiente del cual el hombre es sólo una parte. El conservacionismo nació con el objeto de garantizar la supervivencia y perpetuidad de toda la especies de flora y fauna silvestres. Plantas y animales que no sólo tienen el incuestionable derecho a vivir, sino que además proporcionan al hombre alimentos, medicinas y materias primas para la elaboración de innumerable cantidad de productos industriales. Es necesario que tomemos conciencia, de esta realidad tan concreta como ineludible. Y que lo hagamos hoy. Porque si seguimos arriesgando la vida de otras especies, estamos arriesgando nuestras propias vidas.

jueves, 22 de octubre de 2009

¿De qué hablamos cuando hablamos de ECOLOGÍA?

Ecología, como disciplina, ha sido incluida en las curriculas escolares, y se ha ido incorporando al lenguaje cotidiano. En general los temas relacionados al ambiente han producido un gran impacto en la sociedad. En las estructuras de gobierno se han formado ministerios de medio ambiente; se fabrican productos “ecológicos”, se publican revistas de divulgación sobre el tema, se crearon asociaciones ecologistas, y todo político que se precie de tal en sus campañas, tiene que presentar su propuesta ambiental. Si bien hablar de ecología, se ha vuelto muy popular, enfrentamos algunas contradicciones: por un lado, no hay una relación directa entre la calidad del ambiente que nos toca vivir y los mensajes que constantemente escuchamos sobre las formas de protegerlo; por otro lado se hace un mal uso de la terminología que se emplea en esta disciplina, llegándose a utilizar la misma palabra “ecología” en forma totalmente incorrecta.
Ecología deriva del griego, oikos, que significa lugar donde se vive o casa. El término fue acuñado en 1869 por el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919) en su libro "Generelle Morphologie des Organismen", con ella designaba "al estudio de las relaciones de un organismo con su ambiente inorgánico u orgánico”. Años después, Pontes de Miranda (1924) agrega a este concepto la idea de estudiar las relaciones positivas o amistosas y las de tipo negativo (enemigo) con las plantas, animales. En 1972 Odum, define Ecología como el estudio de las relaciones de los organismos o grupo de organismos con su ambiente. La fuerte presión que ejerce el hombre sobre la naturaleza, presentando comportamientos y costumbres totalmente diferentes a otras especies, hace que dentro de la definición de la palabra Ecología, se introduzcan variables que afectan exclusivamente a los seres humanos. Wickersham en 1975, la describe como la disciplina que estudia los procesos, interacciones y la dinámica de todos los seres vivos entre sí, incluyendo los aspectos económicos, sociales, culturales y psicológicos.
Ecología es una de las ciencias más jóvenes que se ha desarrollado mucho en los últimos años del siglo XX. Sin embargo, no es nuevo que el hombre piense en el ambiente, a lo largo de la historia de la humanidad fueron muchos los que se han preocupado por conocer su entorno. El hombre primitivo era un agudo observador de la naturaleza, su supervivencia dependía del conocimiento que tuviera de la misma. Aristóteles en la antigua Grecia, estudió numerosos animales, detallando su forma de vida, esto implicaba analizar las relaciones de los organismos con todo aquello que lo rodeaba, en Historia animalium, nos acerca los conocimientos de las plantas y animales que se tenían en la época. Filósofos como Tales y Anaximandro buscaban explicaciones a los fenómenos que observaban en la propia naturaleza, esto implicaba apartarse de las creencias de la época, que atribuían la aparición de todo suceso a la voluntad de los dioses. Hipócrates cuando trataba de determinar la causa de una enfermedad, buscaba la explicación en causas naturales como el clima, nutrición. El ambiente no siempre fue tema de filósofos o científicos. Un colono como William Penn, durante la colonización de EEUU, decretaba que por cada cinco hectáreas de bosque que se talara, debía apartarse una conservando los árboles.
En la última mitad del siglo XX, paralelamente al desarrollo de la Ecología como ciencia y al aumento de problemas de contaminación, creció en la población la inquietud por la problemática ambiental. Se han a formado agrupaciones, organizaciones no gubernamentales (ONGs), que vuelcan sus esfuerzos en la defensa y protección del ambiente. A estas entidades y a las personas que en ella participan se las llama ecologistas, término que debe diferenciarse del de ecólogo, utilizado para referirse al científico que investiga en el área de ecología.. Son actividades totalmente distintas, pero que se complementan, mientras que el ecologista tiene una actividad de difusión, información, de lucha activa (en general pacífica), el ecólogo trabaja generando conocimiento, investigando. El ecologista necesita del conocimiento que genera el ecólogo para poder efectuar sus reclamos con argumentos sólidos. Desde ya el acercamiento del científico a la comunidad es un factor importante para que el conocimiento llegue sin “deformaciones”.